y resulta que el café casero, ansiado, batido, elegantemente pequeño me produce un hartazgo nauseabundo. será que fue creado para otros días. y otras horas. será que no nací para esto. no estoy diseñada para los sabores fuertes y los excesos. hasta la cerveza me resulta intolerable. las palabras no me salen disparadas como quisiera, si hasta la tinta me abandona. soy una convencida que no pertenezco a esa raza extraña de escribanos incontinentes. mi lápiz dice así: (que es casi una epifanía)
"marcador aplicable en la mayoría de las superficies". y esto ya es una burla. yo no patino por la hoja. quizás deba continuar expectante.